Foto. Mundo Deportivo |
Hay veces que tenemos la sensación de que el tiempo huye de
nosotros, que se escapa, que vuela…tempus fugit se llama. Y esa es precisamente
la sensación que recorrió el cuerpo de los dirigentes del Real Zaragoza tras
una dura semana de negociaciones en la que ningún técnico parecía decidirse por
el banquillo del equipo aragonés. Al final, a la carrera, llegó Carreras, la
segunda opción de Juliá tras Juan Ignacio Martínez. Era la segunda opción sí,
pero antes se negoció con otros que eran del agrado de todos, el fútbol, ahora,
está así de loco.
Y así, como les voy a contar a continuación, fue la loca
historia que le llevó al Real Zaragoza a encontrar un técnico a la carrera. Una
historia rocambolesca y mal guionizada que dañó la imagen del club ante el
fútbol español, una historia que Dios quiera sí sirva para beneficiar en lo
deportivo a un equipo necesitado de victorias.
A Zaragoza, la que siempre fue su casa, volvió Narciso, ese
al que ahora llaman Narcís. Al catalán le otorgaron los galones que como
profesional le pertenecen y como persona merece. Llegó, mandó y actuó. Paralizó
la llegada de Vázquez con quien desde hace semanas había acuerdo, activó la
negociación con Juan Ignacio Martínez y ahí, precisamente en ese instante,
comenzó el baile. Su deseado, conocido como JIM, antepuso su llegada al fichaje
de cuando menos dos jugadores, futbolistas que debían salir de una lista de
quince profesionales del balón entregada por uno de sus colaboradores a quienes
en el club aragonés mandan. Y mientras esto sucedía también se negociaba con
Caparros, ese sueño de todos que desde el primer momento mostró su miedo al
fracaso tras su última aventura deportiva que acabó con su despido de Granada,
el equipo andaluz ocupaba entonces la última posición tras haber permanecido
catorce jornadas sin saborear las mieles del triunfo. Y mientras negociaban con
Juan Ignacio, y hacían lo propio con Caparrós, llegó la llamada de Vázquez para
comunicar que el acuerdo verbal que con él tenían él mismo lo rompía tras
considerar que las negociaciones paralelas que el club llevaba suponían para él
una falta de respeto intolerable.
Y así pasaban los días sin que nadie logrará parar el
tiempo mientras este se consumía. Garrido y Lobera se ofrecieron a cambio de
poco, pero estas dos opciones, incomprensiblemente si me permiten opinar, nunca
fueron valoradas por un club que andaba perdido. Se rumoreó, e incluso algunos
llegaron a publicar, que se negoció con Milito, pero lo cierto es que tras el
despedido de Popovic el argentino nunca estuvo en la baraja, sí lo estuvo
antes, cuando hace aproximadamente dos meses el Real Zaragoza se puso en
contacto con él para ofrecerle la dirección deportiva, pero Milito, de entrada,
desechó la oferta al considerar que su puesto estaba en el banquillo aragonés.
El argentino debió reflexionar con respecto a la oferta presentada y aceptó ser
director deportivo del club hasta final de temporada, pero siempre y cuando
tras este periplo en la dirección deportiva se le garantizase ser el técnico
del equipo, el club no pudo aceptar semejante propuesta al no tener Milito la
necesaria licencia como para ejercer de entrenador del equipo.
Y el tiempo seguía pasando como el agua que se escurre de
las manos. En los momentos de mayor zozobra e inseguridad el club llegó incluso
a interesarse por Abel por si fuera menester, incluso el presidente llegó a
nombrar a Gay tras el despido de Popovic, nadie del club respondió a esta
última propuesta, gracias a Dios, digo yo. Caparrós recibió varias llamadas aun
habiendo mostrado tras la primera su miedo al fracaso, tanto insistieron que
incluso el sábado volvieron a intentarlo, no sin haberlo intentado antes con
Juan Ignacio Martínez aun sin haber logrado convencer a un mínimo de dos
jugadores de la lista por él presentada. Antes, quizás el viernes, y también
por si fuera menester y al ver que a nadie firmaban, Julià telefoneó a Vázquez
para darle el cariño que al comienzo de semana demandó, pero ya nada era
posible porque Vázquez se consideró mal tratado y ningún discurso le hizo
cambiar su opinión. Justo antes de que la carroza se convirtiera en calabaza, y
con el tiempo consumido, llegó Carreras, sí, es cierto, llegó porque otros
muchos no pudieron, no quisieron o no se atrevieron, pero a pesar de las
múltiples negociaciones realizadas siempre fue Lluis la segunda opción de
Narcís…
QUIQUE RIVEROLA